El mes de marzo nos trae grandes alegrías, este 20 celebramos el día de la Narración Oral y como somos amantes de las historias lo celebraremos con una hermosa transmisión en un ciclo denominado "Las Previas del Puro Cuento". Recuerda que irá todos los sábados a las 11.30am. (hora Perú) desde el FP del Puro Cuento
Y con este motivo quiero regalarte un par de historias recogidas por dos grandes narradores como son Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares en el libro "Cuentos breves y extraordinarios".
Una gran cantidad de cuentos cortos forman parte de este magnifico tesoro literario. Ya dirían estos escritorios como prólogo de la obra: "La anécdota, la parábola y el relato hallan aquí hospitalidad, a condición de ser breves" y por ello los compartimos con ustedes. ¡Hoy es viernes de cuento compartido! Recibamos el día de la narración oral con cuentos. Disfrútalo...
EL CIERVO ESCONDIDO
Un leñador de Cheng se encontró en el campo con
un ciervo asustado y lo mató. Para evitar que otros lo descubrieran, lo enterró
en el bosque y lo tapó con hojas y ramas. Poco después olvidó el sitio donde lo
había ocultado y creyó que todo había ocurrido en un sueño. Lo contó, como si
fuera su sueño, a toda la gente. Entre los oyentes hubo uno que fue a buscar el
ciervo escondido y lo encontró. Lo llevó a su casa y dijo a su mujer:
—Un leñador soñó que había matado un ciervo y
olvidó dónde lo había escondido y ahora yo lo he encontrado. Ese hombre sí que
es un soñador.
—Tú habrás soñado que viste un leñador que había
matado un ciervo. ¿Realmente crees que hubo leñador? Pero como aquí está el
ciervo, tu sueño debe ser verdadero —dijo la mujer.
—Aun suponiendo que encontré el ciervo por un
sueño —contestó el marido—, ¿a qué preocuparse averiguando cuál de los dos
soñó?
Aquella noche el leñador volvió a su casa
pensando todavía en el ciervo, y realmente soñó, y en el sueño soñó el lugar
donde había ocultado el ciervo y también soñó quién lo había encontrado. Al
alba fue a casa del otro y encontró el ciervo. Ambos discutieron y fueron al
juez, para que resolviera el asunto. El juez le dijo al leñador:
—Realmente mataste un ciervo y creíste que era
un sueño. Después soñaste realmente y creíste que era verdad. El otro encontró
el ciervo y ahora te lo disputa, pero su mujer piensa que soñó que había
encontrado un ciervo que otro había matado. Luego, nadie mató al ciervo. Pero
como aquí está el ciervo, lo mejor es que se lo repartan.
El caso llegó a oídos del rey de Cheng y el rey
de Cheng dijo:
—Y ese juez, ¿no estará soñando que reparte un
ciervo?
Liehtsé (c. 300 a. C.).
LOS BRAHMANES Y EL LEON
En cierto pueblo había cuatro brahmanes que eran
amigos. Tres habían alcanzado el confín de cuanto los hombres pueden saber,
pero les faltaba cordura. El otro desdeñaba el saber; solo tenía cordura. Un día
se reunieron. ¿De qué sirven las prendas, dijeron, si no viajamos, si no
logramos el favor de los reyes, si no ganamos dinero? Ante todo, viajaremos.
Pero cuando habían recorrido un trecho, dijo el
mayor:
—Uno de nosotros, el cuarto, es un simple, que
no tiene más que cordura. Sin el saber, con mera cordura, nadie obtiene el
favor de los reyes. Por consiguiente, no compartiremos con él nuestras
ganancias. Que se vuelva a su casa.
El segundo dijo:
—Esta no es manera de proceder. Desde muchachos
hemos jugado juntos. Ven, mi noble amigo, tú tendrás tu parte en nuestras
ganancias.
Siguieron su camino y en un bosque hallaron los
huesos de un león. Uno de ellos dijo:
—Buena ocasión para ejercitar nuestros
conocimientos. Aquí hay un animal muerto; resucitémoslo.
El primero dijo:
—Sé componer el esqueleto.
El segundo dijo:
—Puedo suministrar la piel, la carne y la
sangre.
El tercero dijo:
—Sé darle la vida.
El primero compuso el esqueleto, el segundo
suministró la piel, la carne y la sangre. El tercero se disponía a infundir la
vida, cuando el hombre cuerdo observó:
—Es un león. Si lo resucitan, nos va a matar a
todos.
—Eres muy simple —dijo el otro—. No seré yo el
que frustre la labor de la sabiduría.
—En tal caso —respondió el hombre cuerdo—
aguarda que me suba a este árbol.
Cuando lo hubo hecho, resucitaron al león; éste
se levantó y mató a los tres. El hombre cuerdo esperó que se alejara el león,
para bajar del árbol y volver a su casa.
Panchatantra, siglo II, a.c.
Cuéntame qué género es tu favorito y comparte el cuento que más te gusta.
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